El huerto a la luna

La Magia Nocturna en 'El huerto a la luna' de Isabel Parra

La canción 'El huerto a la luna' de Isabel Parra es una oda a la naturaleza y a la magia que se despliega en la noche. La letra invita a dejar el huerto a la luna, sugiriendo que la noche y el rocío tienen un papel especial en el ciclo natural. La mención de la amapola y su figura evoca la delicadeza y la belleza de las flores, que no deben ser perturbadas. Este primer verso establece un tono de respeto y admiración por la naturaleza, sugiriendo que hay momentos en los que es mejor no intervenir y dejar que la naturaleza siga su curso.

El segundo verso introduce la imagen de 'fogatas enamoradas' que aparecen por el aire, una metáfora que puede interpretarse como estrellas o luciérnagas que iluminan la noche. Estas 'fogatas' amarillas y desatadas simbolizan la pasión y la libertad, y su movimiento hacia el baile sugiere una celebración de la vida y el amor. La repetición de la frase 'fogatas enamoradas' refuerza la idea de que el amor y la naturaleza están intrínsecamente conectados y que ambos deben ser celebrados.

El tercer verso habla de regalar palabras cariñosas y sonrisas hermosas para encender lo que está oscuro. Aquí, Parra nos recuerda la importancia de la amabilidad y la ternura en nuestras interacciones diarias. La luz que estas acciones pueden traer a la oscuridad simboliza la esperanza y la calidez humana. Finalmente, el último verso nos prepara para la ternura de las horas venideras, sugiriendo que la vida es una aventura constante, especialmente en la cordillera, un símbolo de permanencia y resistencia. La canción, en su totalidad, es un llamado a apreciar la belleza natural y a cultivar la ternura y el amor en nuestras vidas.