Wonderboy

Nostalgia y Realidad en 'Wonderboy' de El Kuelgue

La canción 'Wonderboy' de El Kuelgue es una evocación nostálgica de la infancia y la juventud, mezclada con una reflexión sobre la realidad presente. La letra comienza con una imagen vívida de 'esas manzanas podridas de caramelo' que se venden en el parque Avellaneda, un símbolo de algo que parece atractivo pero que en realidad está deteriorado. Este contraste entre apariencia y realidad se repite a lo largo de la canción, sugiriendo una crítica sutil a las ilusiones de la vida cotidiana.

El Kuelgue también nos transporta a las tardes de la colonia de verano, un espacio de libertad y juego en la niñez. La referencia a 'Wonderboy' no solo alude a un videojuego popular, sino que también simboliza la inocencia y la capacidad de soñar que se tiene en la infancia. La repetición del término 'Wonderboy' refuerza esta idea de un refugio mental, un escape a un tiempo más simple y feliz. La canción contrasta estos recuerdos con la realidad adulta, llena de responsabilidades y desilusiones, como se refleja en las 'aspiradoras que funcionaron en mi habitación' y el 'polvo en el aire'.

La letra también aborda la rutina y la monotonía de la vida adulta, representada por la imagen de 'la gilera' y la calle 'llena de gente que te lima la mente'. Aquí, El Kuelgue parece criticar la pérdida de individualidad y la presión social que se siente al crecer. Sin embargo, el acto de 'jugar al Wonderboy' se presenta como una forma de resistencia, una manera de mantener viva esa chispa de creatividad y libertad que caracteriza a la niñez. En resumen, 'Wonderboy' es una reflexión poética sobre la dualidad entre la nostalgia de la infancia y la cruda realidad de la vida adulta, utilizando imágenes y metáforas que resuenan profundamente con el oyente.