A Casa da Mariquinhas

La Casa de Mariquinhas: Un Refugio de Libertad y Fado

La canción "A Casa da Mariquinhas" de Carlos Ramos es una oda a un lugar peculiar y lleno de vida, situado en una calle bizarra. La casa de Mariquinhas es descrita como un espacio donde la música y la camaradería femenina florecen. La presencia de una guitarra en la sala y las ventanas con tabuinhas (pequeñas tablas) sugieren un ambiente acogedor y tradicional, donde el fado, un género musical profundamente arraigado en la cultura portuguesa, es una parte esencial de la vida cotidiana.

Mariquinhas, la protagonista, vive con muchas amigas y es una amante apasionada de las canciones, comparada con una cigarra en el campo. Esta metáfora subraya su amor por la música y su capacidad para conmoverse hasta las lágrimas cuando se canta el fado. La casa, aunque modesta y mal amueblada, es un refugio de alegría y libertad para las mujeres que la habitan. La letra también destaca la singularidad de Mariquinhas, quien se adorna con cosas esquisitas (extrañas) y se ríe de las críticas de las vecinas, mostrando su independencia y desprecio por las normas sociales.

La descripción de la casa y su decoración, con jarras sobre columnas y colchas de chita (un tipo de tela estampada), refuerza la imagen de un lugar sencillo pero lleno de carácter. La compra de un cofre fuerte para guardar su escaso patrimonio y el uso de aceite de almendra dulce para limpiar los muebles en lugar de gas, son detalles que añaden profundidad a la imagen de Mariquinhas como una mujer ingeniosa y resiliente. Las vecinas, que pasan frente a la casa para ver lo que sucede, representan la curiosidad y el juicio social, pero Mariquinhas, con sus ventanas cubiertas por tabuinhas, mantiene su privacidad y su mundo intacto.