O Romance de Diogo Soares

Diogo Soares
O grande general
Chamado o Galego
O homem dos olhares fatais
Comanda sessenta mil homens
De terras estranhas
Vencendo e lutando
Por quem paga mais
Eficaz nos sermões
Insinuante pois
Ganhou a simpatia
De príncipes e samurais
Já é governador
Do reino de Pegu
Mais forte do que o rei
Mais rico por golpes mestrais

Naquela cidade
Vivia um mercador
De nome Mambogoá
De fortuna sem fim
E naquele dia
O dia das bodas
Casava uma filha
Com Manica Mandarim
Diogo Soares passou por ali
Ao saber da festa
Felicitou noivos e pais
E a noiva tão linda
Ofereceu-lhe um anel
Agradecendo a honra
Por gestos puros e sensuais
Então o galego
Em vez de guardar
O devido decoro
Prendeu-a e disse-lhe assim
Ó moça formosa
És minha, só minha
A ninguém pertences
A ninguém, senão a mim

O pai Mambogoá
Ao ver pegar o bruto
Tão rijo na filha
Ouvindo este insulto de espanto
Levantou as mãos aos céus
Os joelhos em terra
No retrato da dor
Pedindo e implorando num pranto
Eu peço-te Senhor
Por reverência a Deus
Que adoras concebido
No ventre sem mancha e pecado
Não tomes minha filha
Não leves meu tesouro
Que eu morro de paixão
Que eu morro tão abandonado

Mas Diogo Soares
Mandou matar o noivo
Que chorava abraçado
À moça assustada
Tremendo
E a noiva estrangulou-se
Numa fita de seda
Antes que a possuísse
À força o sensual galego
A terra e os ares
Tremeram com os gritos
Do choro das mulheres
Tamanhos que metiam medo
E o pai Mambogoá
Pedindo pelas ruas
Justiça ao assassino
Acorda a cidade em sossego
Ó gentes, ó gentes
Saí como raios
Na ira das chuvas
Na ventania do açoite
E o fogo consuma
Seus últimos dias
E lhe despedace
As carnes no meio da noite

Em menos de um credo
Numa grande grita
P'lo amor dos aflitos
Juntou-se ao velho o povo inteiro
Com tamanho furor
E sede de vingança
Arrastaram-no preso
Diogo Soares ao terreiro
E o povo a clamar
Que a sua veia seja
Tão vazia de sangue
De quanto está o inferno cheio
E subiu ao cadafalso
Cada degrau beijou
Murmurando baixinho
O nome de Jesus a meio

Seu filho Baltasar Soares
Que vinha de casa
O qual vendo assim
Levar seu pai
Lançou-se aos seus pés a chorar
E por largo tempo abraçados
No abraço dos mortais
Senhor porque vos levam
Cruéis e vingativos
Senhor porque vos batem
E porque vos matam medonhos?
Pergunta-o aos meus pecados
Que eles to dirão
Que eu vou já de maneira
Que tudo me parece um sonho

E foram tantas pedras
Sobre o padacente
Que este morreu bramindo
O rosário dos seus pecados
Ensopado na baba
Do ódio dos homens
Escuma animal
De todos os cães esfaimados

As crianças e os moços
Trouxeram seu corpo
Sem vida pelas ruas
Arrastado pela garganta
E a gente dava esmola
Oferecida aos meninos
Dava como se fosse
Uma obra muito pia e santa

Assim terminam os anais
Do grande general
Chamado o Galego
O homem dos olhares fatais

El romance de Diogo Soares

Diogo Soares
El gran general
Llamado el gallego
El hombre con los ojos mortales
Ordena sesenta mil hombres
De tierras extrañas
Ganar y luchar
Para aquellos que pagan más
Eficaz en sermones
Insinúa, sí
Gané la simpatía
De príncipes y samuráis
Ya es gobernador
Del reino de Pegu
Más fuerte que el rey
Más rico por maestro golpes

En esa ciudad
Vivía un comerciante
Nombre Mambogoá
De una fortuna sin fin
Y ese día
El día de la boda
Casado con una hija
Con Mandarín Manica
Diogo Soares pasó por allí
Saber acerca de la fiesta
Felicitaciones novia y novio
Y la novia tan hermosa
Le ofreció un anillo
Gracias por el honor
Por gestos puros y sensuales
Luego el gallego
En lugar de guardar
El decoro apropiado
La arrestó y se lo dijo así
¡Oh hermosa chica!
Eres mía, sólo mía
No perteneces a nadie
A nadie más que a mí

Padre Mambogoá
Ver atrapar al bruto
Tan duro con tu hija
Escuchar este insulto de asombro
Levantó sus manos a los cielos
Rodillas en el suelo
En el retrato del dolor
Orando y suplicando en luto
Te lo ruego, Señor
Por reverencia a Dios
Te encanta concebida
En el vientre sin mancha y pecado
No te lleves a mi hija
No te lleves mi tesoro
Que muero de pasión
Que muero tan abandonado

Pero Diogo Soares
Has matado al novio
Que lloró en sus brazos
Por la mujer asustada
Temblando
Y la novia se estranguló
En una cinta de seda
Antes de poseerlo
Por la fuerza el sensual gallego
La tierra y el aire
Temblaban con los gritos
Del llanto de las mujeres
Tamaños que eran aterradores
Y el Padre Mambogoá
Rezando por las calles
Justicia para el asesino
Despierta la ciudad en paz
¡Oh gente, oh gente!
Salí como un rayo
En la ira de las lluvias
En el viento del látigo
Y el fuego consume
Tus últimos días
Y destrozarlo
Carnes en medio de la noche

En menos de un credo
En un gran grito
Por el amor de los afligidos
Todo el pueblo se unió a la vieja
Con un tamaño furore
Y sed de venganza
Lo arrastraron a la cárcel
Diogo Soares en el Terreiro
Y la gente gritó
Que su vena sea
Tan vacío de sangre
De cuán lleno está
Y subió al andamio
Cada paso besado
Susurrando suavemente
El nombre de Jesús en el medio

Su hijo Baltasar Soares
¿Quién vino de casa?
Que veo así
Llévate a tu padre
Se lanzó a sus pies llorando
Y durante mucho tiempo abrazó
En el abrazo de los mortales
Señor, ¿por qué te llevan?
Cruel y vengativo
Señor porque te golpearon
¿Y por qué te matan espeluznante?
Pregúntale por mis pecados
Que te dirán
Que voy a ir de inmediato
Que todo me parece un sueño

Y había tantas piedras
Sobre el Padacente
Que este murió rugiendo
El rosario de tus pecados
Empapado en la baba
Del odio de los hombres
Animal Scuma
De todos los perros hambrientos

Niños y jóvenes
Ellos trajeron tu cuerpo
Sin vida en las calles
Arrastrado por la garganta
Y dimos limosna
Ofrecido a los chicos
Lo di como si fuera
Una obra muy piadosa y santa

Así terminan los anales
Del gran general
Llamado el gallego
El hombre con los ojos mortales

Composição: Fausto